Nadie puede imaginarse el intenso pánico que sentí cuando subí al autobús y le vi allí. Sabía que tenía problemas con su familia, por mi culpa, pero jamás pensé que acabaría marchándose.
Nos conocimos hacía poco más de medio año, y nos enamoramos casi al instante. Un flechazo, el destino o una maldición; pues nuestra historia de amor estaba condenada al fracaso desde el mismo principio. Yo soy una soldado destinada en un puesto de control dentro del territorio conquistado. Él, un lugareño con una familia de larga memoria y muchas cuentas a saldar contra mi nación.
Ayer tomé la dolorosa decisión de acabar con lo nuestro. Tuve que mentirle y asegurarle que aquello no había significado nada para mí, que él no era más que un juego, un pasatiempo del que ya me había cansado. No sé si se creyó mis embustes, pero cuando nos separamos tenía los ojos llenos de lágrimas.
Desconozco qué es lo que le ha pasado para arriesgarse a tomar el autobús que conecta con la capital. No tiene un salvoconducto, lo sabe, y todos conocemos las medidas que el gobierno militar ha puesto en marcha para estos casos: se les considera prófugos, traidores al país, y la pena por ello es la máxima.
Cuando nuestros ojos se encontraron vi el miedo en su mirada, pero también un pequeño halo de esperanza. Tomé su carnet, que por supuesto no era válido para pasar el control, y tragué saliva con fuerza. Podría dejarle pasar y mirar para otro lado. Pero ese solo era el primer control que debería superar para llegar a la capital, y ningún otro soldado le permitiría cruzarlo. Le hice bajarse del autobús a punta de pistola; me sentí horrible apuntándole con aquella mortífera arma, pero es lo que marcaba el reglamento, y le metí en una de las celdas: todas estaban vacías, pues no hay ningún loco que se atreva a cruzar sin los papeles en orden. Podrán ser un pueblo subyugado a una nación extranjera que aún no ha claudicado en su empeño por conseguir la libertad, pero la gente de a pie no es tonta, y ninguno de ellos es un suicida, menos él, por lo que parece.
Después de entregarle el carnet sin el salvoconducto a mi capitán y de asegurarme de que nadie nos oía, me dirigí a su celda.
—¿¡En qué diablos estabas pensando!? —le dije en el tono de voz más bajo que mi enfado me permitió—. ¿Sabes dónde te acabas de meter?
—Y a ti qué te importa —respondió con desprecio sin dignarse a mirarme.
—¿Por qué no te quedaste en el pueblo? Sabes que no podrás pasar.
—Mi padre me echó ayer de casa —contestó. Intentó hablar con normalidad, pero la voz se le quebró.
—¿Por qué? ¿Qué paso?
—¿¡Tú qué crees!? —Giró la cabeza hacia mí y clavó sus ojos en los míos.
—Pero nosotros lo dejamos…
Lanzó un gruñido al aire y se llevó las manos a la cabeza en un gesto exasperado. Nos mantuvimos en silencio durante unos minutos hasta que volvió a hablar.
—Te quiero —lo dijo en un susurro lleno de miedo.
Me miró, escondido detrás de sus brazos, esperando mi reacción. Al verle así, tan indefenso y vulnerable, no fui capaz de seguir con la farsa.
—¡Dios! ¡Yo también! —respondí pasando mis manos entre los barrotes de la celda.
Nos estrechamos en un abrazo, todo lo que el metal que nos separaba nos permitió, y nos fundimos en un beso desesperado.
—¿Qué vamos a hacer? —preguntó en voz baja.
—No lo sé —contesté con tristeza.
No tenía ni idea de cómo podríamos salir de aquella situación, pero debíamos hacer algo, o sino…
Una voz en la habitación de al lado nos hizo separarnos. Le di un corto beso y me dirigí hacia allí.
—¿Has empezado el informe sobre el preso? —preguntó el capitán cuando me vio entrar.
—No, señor, ahora lo hago.
Asintió con la cabeza y me entregó el carnet.
—¿Qué desesperación le ha podido llevar a ese pobre desgraciado para intentar cruzar los controles con eso? —preguntó con lástima.
—Esta guerra está siendo dura. También para los civiles.
—Ya, pero todo el mundo sabe lo que se ha decretado. —Se acercó a la puerta que daba a las celdas y le dedico una mirada apenada—. Terminemos con esto lo antes posible —dijo tendiéndome los papeles que debía rellenar para dar parte de la situación.
Luego salió de la habitación dejándome sola. Me quedé allí parada, con las hojas entre los dedos, durante interminables segundos. En cuanto pusiese su nombre en las páginas su destino quedaría sellado. Las manos me temblaban con violencia y la angustia amenazó con desbordarse. No podía hacer aquello, no podía condenarlo.
Recorrí con la mirada la habitación, tenía que haber algo que pudiese hacer. Unos instantes más tarde mis ojos se posaron en la solución. Era una idea descabellada, extremadamente peligrosa, y, si salía mal, los dos acabaríamos muertos. Pero él ya estaba sentenciado y yo sabía que no podría vivir en paz conmigo misma sabiendo que la culpa había sido mía.
Tomé las llaves de la celda, las del coche del capitán y un detallado mapa de la zona. No tenía ni idea de cómo sobreviviríamos, pero estaba dispuesta a arriesgarlo todo para conseguirlo.
Este relato participa en el edición número XIX del Tintero de Oro.
Las bases son escribir una historia de menos de 900 palabras y elegir entre uno o varios de estos requisitos:- Escribir una historia de amor, dejo al gusto del autor el nivel de romanticismo.
- Un relato en el que se mencione con sentido la novela Lo que el viento se llevó o a la autora, Margaret Mitchell.
- Un relato en el que la acción transcurra en un contexto de guerra, desde el punto de vista de un personaje femenino.
Cuando leí lo de historia de amor y una personaje femenino en un contexto de guerra me vino al momento el videoclip de una canción: Von der Liebe, del grupo alemán Fettes Brot. Y de aquí viene esta historia, pues el relato es mi interpretación de lo que pasa en esa canción.
Me gusta mucho la canción, no solo por el significado que tiene, sino porque la historia que cuentan en el videoclip me parece muy bonita, y como se ve, inspiradora. Se supone que está ambientada en algún país del Medio Oriente, pero uno de los coches tiene matrícula española, de Alicante y en la furgoneta en la que está él montado hay unos carteles en español... Aun así, me gustó mucho.
Os dejo la traducción de la canción por si a alguien tiene curiosidad por saber qué dice la letra: Von der Liebe, Fettes Brot.
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¡Un saludo!
Hola, Irene. Una historia de amor que emociona por la desesperación y la fatalidad que presagia. Muy bien contada. Mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarBuenas, Marta.
EliminarGracias por tu comentario. Me alegro de que te haya emocionado.
Un saludo.
Hola, Irene: Felicitaciones por tu historia. Buena construcción de los prsonajes y sus sentimientos; bien plasmado el marco; y, especialmente, bien logrado el encastre con la canción alemana.Buena suerte en El Tintero.
ResponderEliminarHola, Irene. Soy Beri. Tu relato está muy bien escrito. Se lee del tirón y los diálogos son ágiles y eficaces. Felicidades y biena suerte en el concurso. Un saludo.
ResponderEliminarPues sí que te ha inspirado bien el videoclip, Irene, pues te ha salido un relato redondo. Has llevado con maestría la desdichada relación de nuestros dos protagonistas, y espero sinceramente que salgan bien del lío en el que están inmersos.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte en el concurso
P.D.: Por cierto, el bloqueo del Facebú es de un nivel de tontuna realmente irritante.
Buenas, Bruno.
EliminarGracias por tu comentario. Me alegro de que te haya gustado.
Tengo problemas con el bloqueo de Facebook... ¿cómo lo has sabido?
Un saludo.
¡Hola, compañera Irene!
ResponderEliminarMe ha gustado tu historia de amor entre una joven soldado y el joven lugareño, cuyo final dejas abierto.
Viendo el vídeo y conociendo la traducción de la canción que amablemente nos compartes desde tu otro blog, que no conocía y lo encuentro muy completo, quiero felicitarte por la imaginación y creatividad del relato.
Mucha suerte en el concurso.
Cordial saludo.
Buenas, Estrella.
EliminarMe alegro de que te haya gustado el relato. Lo dejo abierto porque así se queda en la canción, aunque con las palabras que teníamos, tampoco podía alargarlo mucho más.
Nos leemos.
Un saludo.
Una historia de amor en un entorno muy difícil, donde la pareja protagonista lo tiene todo en cuenta. Cuesta trabajo imaginar una situación más problemática para que su relación llegue a buen puerto y, a pesar de ello, ambos luchan contra lo imposible arriesgando sus vidas en el empeño. El relato engancha desde el inicio, simpatizas con la soldado y el lugareño y deseas que todo les salga bien. Un notable relato, bien narrado, con un final abierto que invita a imaginar el desenlace. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Irene.
ResponderEliminarBuenas, Paco.
EliminarMe alegro de que te haya gustado el relato y se haya entendido lo que quería decir. No ha sido fácil, pero creo que lo he podido condensar todo bien.
Nos leemos.
Un saludo.
Donde la pareja protagonista lo tiene todo en CONTRA...quise decir.
ResponderEliminarMe ha encantado Irene, es como si estuviera viendo una película. Los gestos, los diálogos, la situación desesperada.
ResponderEliminarUna verdadera historia de amor en un ambiente de guerra.
Te felicito Irene, de lo mejorcito que te llevo leído.
He visto el vídeo, lo mismo está grabado en Almería, (lodigo por la matrícula y el desierto), se han rodado muchos vídeos de cantantes famosos y grupos donde antes se rodaban las pelis del Oeste.
Buenas, Tara.
EliminarMe alegro de que te haya gustado tanto el relato. Para mí no es de los mejores que he escrito, no estoy acostumbrada a escribir historias de amor, y siempre me suponen un reto, pero creo que conseguí mostrar lo que tenía en mi cabeza.
El vídeo tiene toda la pinta de estar grabado en Almería, sí, aunque la matrícula sea de Alicante, esos paisajes parecen de esa zona.
Un saludo.
Una hermosa historia de amor, Irene. Pues para no estar acostumbrada a contarlas, esta las has contado muy bien. Con los diálogos que le dan agilidad y soltura narrativa.
ResponderEliminarEl amor en los tiempos de guerra y las diferencias que a veces unen lo que otros intentan separar.
Buen detalle dejando la opción a ver el vídeo y la traducción de la letra de la canción. Se agradece porque enriquece el escenario.
Me quedo con esta frase: "Pero cuando estoy contigo, todo tiene sentido"
Me ha gustado mucho. Suerte en el concurso.
Un saludo.
Buenas, Carmen.
EliminarGracias por tu comentario y por tomarte el tiempo de leer también la traducción.
Me alegro de que te haya gustado el relato.
Un saludo.
Hola Irene, vengo de tu otro blog, ssssch, me lo pasé en grande por alli. También vengo a decirte que he subido los cuadros en la entrada del relato para que los veas. https://viajeyfotos.blogspot.com/2020/02/mirar-un-cuadro-el-jueves-con-mi-guru.html Por cierto esta entrada también está inspirada en otro arte: en un video, cine, imagen al fin y al cabo. Veo que te atrapó de lleno la historia para llegar a imaginártela. Me gustó mucho el relato. Esa mujer soldado entre la lealtad y el amor. Una trama con un tiempo que corre porque el final puede ser incierto. Tu expresión muy buena. Me gustan tus historias desde que comenzaste con el Tintero. Un abrazo
ResponderEliminarBuenas, Emerencia.
EliminarMe pasaré ahora a ver los cuadros que te inspiraron a ti.
Me alegro de que te haya gustado el relato, y mi otro blog, son ya muchos años con él.
Nos leemos.
Un saludo.
Hola Irene. has escogido dos de las premisas de la convocatoria para armar este relato, la historia de amor y el contexto bélico desde el punto de vista femenino. Ambas las has entrelazado muy bien para tejer una historia de un amor imposible, a lo Romeo y Julieta, con un final abierto en el que deseamos que la pareja haya encontrado la felicidad. Aunque no especificas la ambientación histórica, supongo que podría ser el muro de Berlín, aunque el contexto podría encajar en otros conflictos bélicos. Te deseo mucha suerte en el Tintero. Un saludo.
ResponderEliminarBuenas, Jorge.
EliminarCurioso lo del muro de Berlín, no se me ocurrió que alguien pudiese pensar en ese momento. Pero creo que si hubiese sido ese contexto habría mencionado en algún momento dicho muro.
En realidad no es ninguna guerra en concreto, aunque me inspiré en el vídeo que dejo al final de la entrada.
Nos leemos.
Un saludo.
Irene bonita historia de amor inspirada en el vídeo. Pues te ha quedado una historia creíble y muy narrada. Suerte en el tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarPues en menuda situación metes a los protas. No quisiera imaginarme en esa misma situación. Me gustó mucho, cómo lo contaste y el equilibrio entre narración y relato, pero lo que más me agradó fue el final; dejarlo abierto para que cada cual invente uno, aunque lo importante aquí es que, terminen como terminen, lo harán juntos.
ResponderEliminarFelicidades por tan buen relato, un abrazo y mucha suerte!
Buenas, Pepe.
EliminarMe alegro de que te haya gustado. A mí tampoco me gustaría estar en esa situación, es un problema bien gordo. Yo también espero que acaben juntos, preferiblemente bien. Pero nunca lo sabremos.
UN saludo.
Hola Irene, una historia de amor desesperada. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarUna bonita historia de amor que a pesar de todos los contratiempos tiene un final feliz .
ResponderEliminarUn abrazo Irene.
Puri
Una bonita forma de narrar la historia que parece sugerirnos el videoclip. La vida como los amores en tiempos de conflictos se magnifican y se viven como algo excepcional, algo que deberíamos apreciar también en tiempos de paz y valorarlo como lo que es, algo excepcional en si mismo. La vida y el amor.
ResponderEliminarUn abrazo desde tu España.
Sabia forma de inspiración, Irene, para una hermosa historia que has sabido contar muy bien.
ResponderEliminarMe ha encantado. Un abrazo fuerte y mucha suerte.
Deseo que tuvieran mucha suerte y pudieran vivir esa historia de amor que no pudieron hacer por culpa de la guerra. Muy buen relato, Irene. Saludos
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