Yo no llevaba la vida que siempre soñé, mas era feliz con lo que tenía. No sé qué fue lo que me hizo destrozar nuestra burbuja.
—Déjala y vente conmigo —le propuse, acariciándole el pecho desnudo.
—¿A qué viene eso ahora?
—Te quiero solo para mí —contesté abrazándome a su cintura.
Él no dijo nada. Esa fue la primera vez que había mencionado ese tema en más de diez años de relación, y casi la última vez que lo vi. Cuando me desperté ya se había marchado y suspiré resignado. Unos golpes me sacaron de la cama. A penas conseguí vestirme antes de que un grupo de soldados irrumpieran en mi apartamento y me pusieran un saco en la cabeza.
Y allí estaba él, en la puerta de entrada de un enorme edificio que me puso los pelos de punta: Mauthausen. Había escuchado horribles cosas de ese lugar. Me miró con sus ojos fríos, no había ni una pizca de amor en ellos, y me dedicó una satisfecha sonrisa antes de ordenarnos que entrásemos en las duchas.
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Este relato participa en el reto de marzo del 2025 de El tintero de oro. Los requisitos son escribir un microrrelato que no supere las 250 palabras y que gire entorno al desamor.
Quería alejarme un poco de las historias de amor y decepción, así que opté por darle un enfoque mucho más dramático. El desamor no se desarrolla a lo largo del relato, es cierto, pero creo que lo viene una vez acabado, va mucho más allá de eso.
Mauthausen fue un campo de concentración Nazi ubicado en la actual Austria, al norte del país. Se comenzó a construir en 1938 y fue liberado por el ejército de Estados Unidos en mayo de 1945. Por Mauthausen pasaron alrededor de 200.000 personas, y casi la mitad de ellas murieron. Fue el campo de concentración en el que más españoles estuvieron, alrededor de 7200, de los cuales, 5000 fueron asesinados.
Al principio solo era un campo de concentración, donde se encerraba a aquellos presos que, según el gobierno, eran irrecuperables. Sin embargo, la instalación de una cámara de gas lo convirtió en un campo de exterminio. No sé si aquí utilizaban el eufemismo de "las duchas" para indicar que esos presos debían ir a la cámara de gas. En otros campos de exterminio sí lo hacían, así que me he tomado la licencia de usarlo.
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Hola Irene, me ha gustado mucho tu propuesta, sobre todo por el giro final que da y que hace que a uno se le pongan los pelos de punta. Terrible destino para una persona cuyo único delito fue amar al hombre equivocado. Saludos.
ResponderEliminarHola Irene, una situación la que nos ofreces en tu micro relato muy triste y muy fuerte con ese final tan terrorífico . Tu protagonista se enamoró de un hombre malvado .
ResponderEliminarSaludos
Puri
Hola, Irene, mi primera vez en tu espacio y encuentro un relato curioso y muy diferente, que de entrada sorprende y hasta crea dudas esa relación en la que estando casado pasa las noches con ese hombre que por lo visto lo ha amado por muchos años sin pedir nada a cambio, pero algo lo hace pedir más de lo acostumbrado para sí mismo esa noche, craso error, perdió quizás lo único que tenía seguro, pero también descubrió que el otro nunca lo amó, fue muy triste el final.
ResponderEliminarIrene un gusto conocer tu blog, feliz semana.
Hola, Irene. Muchas gracias por participar. Como te he comentado en la entrada del Tintero, en este microrreto no hay que vota. Sí lo haremos en los retos de abril y junio, con el que terminaremos la temporada. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Irene. Qué tremendo lo que esconde este relato. Una historia que comienza con un amor prohibido para convertirse en algo terrible. Muy buen micro.
ResponderEliminarHola, Irene.
ResponderEliminarQué historia más dura. Triste final, para un hombre que entregó su corazón a otro sin alma. De algún modo en la vida perfecta que había escenificada, tenía un secreto que debía perdurar, y no le importó el desenlace, ni tampoco el dolor y horror, esa sonrisa final demuestra la clase de monstruo que es.
Estupendo relato.
Un abrazo.
Hola Irene, sin duda un desamor con un final muy feo para el pobre protagonista. Muy bien escrito. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por tomaros el tiempo de leer mi relato y dejarme un comentario.
ResponderEliminarUn saludo.
Irene
Sí que tu desenlace ha sido sorprendente. Y tu relato, en general, muy interesante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un magnífico relato con un final que no me esperaba para nada. Estaba claro que el rubio amante se quedaba con su mujer, pero esa terrible ubicación en Mauthausen y ese final más terrible aún del narrador me ha sorprendido mucho y le da un toque muy interesante al relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un amante de ojos frios no es el mejor de los amantes. Además de ser un hipócrita en sus convicciones. Alguien que es capaz de traicionar, matar y olvidar como si nada hubiera ocurrido.
ResponderEliminarDe esos criminales hay muchosm, poer desgracia.
Nos has traído una propuesta muy original en el contexto.
Un abrazo
Hola, Irene, ¡qué c...! No solo por cargársela, sino también por hacérselo a otros. Muy duro este tramo de la historia y muy cruel. Muy bien ambientado tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo. 🤗
Me ha gustado mucho, aunque me dejó impactado. Es un microrrelato intenso y sombrío que narra una historia de amor clandestino con un giro trágico y devastador. La relación secreta de más de una década está bien esbozada, con detalles como los “ojos azules, fríos” que se derriten en la intimidad, mostrando la dualidad del amante. El momento en que el narrador pide exclusividad marca un quiebre emocional creíble, y el silencio del otro anticipa el desenlace. El final, con la traición y el horror de Mauthausen, es brutal y sorprendente, transformando al amante en verdugo. El estilo es conciso y emotivo, con un crescendo de tensión perfecto. Me estremeció su crudeza.
ResponderEliminarSaludos Irene. te invito a pasarte por mi blog y comentar:
https://marcosplanet.blog/mensaje-desde-una-cima-nevada/
Se me olvidaba incluir el enlace a mi participación en el reto, para que no tengas que buscarlo, porque además salgo en el espacio de comentarios con un perfil que abrí en bloggers hace años y no se corresponde con mi perfil real en wordpress. La Url de mi micro para este reto es:
ResponderEliminarhttps://marcosplanet.blog/mensaje-desde-una-cima-nevada/
Una tremenda e impactante historia. Un final más que sorprendente.
ResponderEliminarUn saludo.
Caramba, Irene, pues sí que le has dado a ste micro un enfoque totalmente distinto al esperado cuando uno piensa en el desamor. Es una historia de un amor escondido y correspondido de una forma tan inesperada como brutal. Esos campos de exterminio, no solo albergaban judios sino también a todos aquellos que no seguían el patrón marcado por los nazis, entre los cuales estaban los homosexuales.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo.
Hola Irene, el texto refleja una profunda lucha interna y el dolor de un amor no correspondido. A pesar de haber compartido más de una década con él, se siente atrapado y resignado a ser un secreto en la vida de alguien que tiene una familia y un prestigio social. La propuesta de dejarlo todo y estar juntos revela un deseo desesperado de ser reconocido y amado plenamente, pero la fría respuesta de él y su posterior desaparición marcan un punto de quiebre. La transición abrupta hacia un entorno aterrador como Mauthausen simboliza la traición y el desengaño, marcando un estado de vulnerabilidad y desamparo. Me gustó mucho. Un abrazo
ResponderEliminarDuro, durísimo... De esos relatos que te estremecen sólo de imaginarlo.
ResponderEliminar¡Muy bueno!
Un abrazo :)
Tremendamente duro tu relato, terrible lo que encierra.
ResponderEliminarMuy bueno, te felicito.
saludos.
PATRICIA F.
¡Hola Irene! Un relato de desamor muy diferente y que nos narra una cruda realidad, transportándonos de inmediato a esos campos de exterminio a través de la mención a "las duchas". Muy bien conseguida la ambientación y ese momento final de sorpresa cuando el protagonista empieza a intuir lo que va a pasar al ver a su amado en la puerta y no descubrir ni rastro de amor en sus ojos.
ResponderEliminarUn saludo.
Vaya una manera de torcerse la historia! Yo diria que es un final mucho más que dramático, más bien demoledor! Un abrazote!
ResponderEliminarEscalofriante, Irene. Como esa complicidad, esa confianza ciega que da el amor puede convertirse en ceguera. Porque ella sabía que el era soldado y lo que pasaba... Un relato digno de terror, tal como todo lo sucedido en esos campos de concentración.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Irene. Tu relato es de los que invita a revisar los juicios que uno se forma con respecto a los personajes. En el caso de esta relación a tres, según transcurre la historia uno se va formando una idea clara sobre la catadura moral de ese individuo que ha convertido el engaño en una costumbre. Porque obviamente engaña a las dos mujeres, a la oficial que no sabe nada, y a la extraoficial a quien mantiene atada con unas expectativas que, llegando al final, descubrimos que nunca había pensado cumplir. Pero un nuevo giro nos espera, insospechado y sorprendente, devastador en realidad, pues la forma tan insoportablemente drástica de lavar sus mentiras nos muestra al personaje despiadado que siempre había sido. De hecho, el final es tan sórdido que parece sacar el relato del contexto del desamor, cuando en realidad el final va también de eso: ella no solo descubre que no la quiere, sino que no la quiso nunca, y que es incapaz de mostrar la más mínima humanidad con respecto a ella. El hecho de que ella vaya a perder la vida ensombrece totalmente esa insoportable decepción como un tema menor, como algo secundario, pero el caso es que ahí está también, porque por encima de su situación desesperada ella no percibe amor en sus ojos, y el le dedica una sonrisa aterradora... ¡que importantes son los detalles! Porque eso podría haber ocurrido en la ventanilla de un tren, o en una mesa de una cafetería, o en cualquier lugar común y hablaríamos del desamor, pero en la puerta de un campo de concentración... ole tú, ¡sigue siendo desamor!
ResponderEliminarUn abrazo.