Título: Drácula.
Autor: Bram Stoker.
Año de publicación: 1897.
Género: Ficción gótica, fantasía, epistolar.
Mi puntuación: 8 sobre 10.
Esta novela escrita, en su mayor parte de manera epistolar o como recortes de prensa, nos cuentan la historia de Jonathan Harker, un abogado inglés que viaja a Transilvania para aconsejar y ayudar a su cliente: el conde Drácula, un extraño hombre que quiere comprar una casa en Londres, la ciudad de sus sueños. Sin embargo, detrás de esta petición, hay unos oscuros propósitos, y Jonathan no los empieza a ver hasta que ya es demasiado tarde.
Nunca había visto una película de Drácula, conozco su leyenda y lo que ha terminado derivando de ella. Pues aunque Bram Stoker no inventó el personaje de los vampiros, fue gracias a esta obra que comenzaron a tomar relevancia.
Empecé a leer la novela con muchas ganas de descubrir la historia de este hombre que tan famoso se ha hecho a lo largo de los años. Y el comienzo me enganchó muchísimo. Está escrito en una primerísima persona, pues lo que leemos es el diario de Jonathan, y no puede haber algo más personal que eso.
Los primeros capítulos me encantaron, la imagen del conde Drácula se quedó bien grabada en mi cabeza y casi que se puede llegar a sentir fascinación por ese hombre, y una gran pena por Jonathan, lo que tuvo que pasar.
Luego se nos cambia de escenario. Y aquí es, en mi opinión, donde comienza la decadencia de esta gran obra.
Atención, a partir de aquí voy a hablar de hechos que ocurren a lo largo de la novela, sino la has leído, quizá prefieres no saber qué ocurre.
Ese cambio de escenario me dejó muy confusa. No tenía ni idea de qué tenía que ver una tormenta cerca de Inglaterra con la historia que me estaban contando en Transilvania. Fue un giro narrativo que me molestó un poco, pues me rompió toda la tensión que se había ido creando en las páginas anteriores.
Después vino la historia de Lucy. Fue una buena manera de introducir al lector en ese mundo que Bram Stoker creó, pues aunque esté basado en la realidad, mete un componente fantástico muy importante. Sin embargo, toda esta trama me pareció demasiado larga. Nos presenta a los personajes que luego van a tener peso en la siguiente parte del texto, pero le dedica demasiadas páginas a una historia que me parece completamente secundaria.
Me habría gustado que se acortase toda la parte de Lucy y se alargase la final, no la búsqueda de Drácula, pues esa me parece que está muy bien llevaba, sino cuando acaban con él. Me pareció un final muy poco apoteósico para un personaje que tan bien nos habían presentado.
Ese creo que es el mayor fallo que tiene la novela, Bram Stoker crea un hombre formidable, pero no lo desarrolla, casi no vuelve a salir, y nos tenemos que conformar con la lejana imagen que teníamos de él en los primeros capítulos. Eso me faltó, desarrollo del antagonista.
Y el final… tan soso, demasiado sencillo. Es cierto que hasta encontrarlo no hacen más que tener problemas tras problemas, muchos de ellos perpetrados por el propio Drácula, pero me faltó un cara a cara potente, un final apoteósico y lleno de tensión.
Por otro lado, el papel que tienen las mujeres en esta novela, y cómo los hombres se relacionan con ellas, no me gustó nada. No podemos olvidar el año en el que fue escrito: 1897, y la realidad que había en esa época. Pero aun así, el cariño que los dos doctores le toman a Lucy, llegan a decir que la quieren, incluso Van Helsing, que la conoce durante no más de ocho meses, de manera interrumpida, me parece exagerado.
Igual que luego pasa con Mina. Ocurre exactamente lo mismo, el final es diferente, pero todo se repite. Quedan prendados de ella y darían su vida por ayudarla, pues además, la quieren… No sé, eso no me terminó de convencer.
Obviando mucho los comentarios extremadamente machistas de los personajes.
En general el libro me gustó, me lo leí bastante rápido y la historia engancha, aunque tenga partes en las que la trama decae un poco.
Recomiendo su lectura, no solo por conocer la historia original que Bram Stoker se inventó de Drácula, sino porque el formato en el que está escrito es muy diferente a lo que el público general está acostumbrado.
«Bienvenido a mi casa. Entre libremente. Pase sin temor. ¡Y deje en ella un poco de la felicidad que trae consigo!».
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¡Un saludo!
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