Las olas arreciaban con fuerza amenazando al barco. Había estado varias veces a punto de zozobrar, y el agua se movía con furia, alentada por el gigantesco ser que trataba sin éxito de hacerse con el navío.
Gritos, gruñidos y zarpazos.
De pronto, la corriente lo alejó de la criatura. Todo quedó en calma cuando el agua se fue por el desagüe y la madre se llevó al bebé.
*
Las tres palabras que tenía este relato como premisa eran: Inocente, trampa y botella.
Imagino que haber sido madre poco antes de escribirlo me inspiró bastante. Esta es una de esas historias con una conexión extraña de ideas que se juntaron con otra premisa mía: quería que tuviera un giro narrativo inesperado.
Así que: inocente, bebé; trampa, la bañera y botella, por los barcos que están metidos en la botella.
La verdad es que es uno de los microrrelatos que más me gustan. No sé si el final es previsible, pero a mí me encanta.
Espero que os haya gustado.
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¡Un saludo!
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